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Puro, naturalmente rico en minerales y elegante, la sal del Himalaya seduce a los grandes chefs tanto como a los epicúreos. Su característico color rosa, su sabor sutil y sus numerosas virtudes la convierten en un indispensable de las cocinas modernas. Descubre sus orígenes y sus beneficios.

Una sal milenaria

Proveniente de las antiguas montañas del Panyab, en Pakistán, esta sal gema de origen mineral ha estado enterrada durante millones de años, a salvo de cualquier contaminación moderna. Esta conservación natural le confiere una pureza notable, muy buscada en el mundo culinario.

Un concentrado de minerales

La sal rosa del Himalaya se distingue por su riqueza en oligoelementos: calcio, potasio, magnesio, hierro... Contiene más de 70 oligoelementos en sí mismo. Su color, que varía de rosa pálido a rojo intenso, está relacionado con su contenido de óxido de hierro, que le confiere un aspecto tan único como natural.

Una alternativa sana y sabrosa

A diferencia de la sal de mesa clásica, la sal del Himalaya no está yodada y contiene mucho menos sodio por porción. Su sabor también es más matizado y complejo. Por lo tanto, es perfecta para las personas que desean reducir su consumo de sal sin renunciar al placer del sabor.

Nuestra selección de sales rosas

En Le Comptoir de Mathilde hemos desarrollado la sal rosa del Himalaya en varios formatos y combinaciones gustativas para variar los placeres culinarios: ¡Descubre nuestros molinillos apilables que te permitirán preparar deliciosos condimentos, atrévete con el molinillo XL de sal rosa del Himalaya y 4 pimientas y bayas, ¡o elige nuestros mini molinillos para llevar a todas partes!

Ya seas un cocinero experimentado o simplemente curioso, ¡probar la sal rosa del Himalaya es adoptarla!